lunes, 29 de septiembre de 2014

¿Suben o baja?

Hace unos días se anunciaba que la vivienda subía por primera vez desde 2008, cuando la burbuja explotó. En los tiempos que corren y con la que nos está cayendo, que algo suba y que no sea el paro, la pobreza, las listas de espera en salud, los desahucios, … se considera una buena noticia, si además se plantea como algo positivo, cuestión que debiéramos de verla con más calma.

Si profundizamos en la noticia, vemos que este dato lo anunciaron los registradores indicando que era en un 0,97%, pero a la vez el INE también daba una subida aunque del 0,8%. La sorpresa pudiera venir porque también se publicaba lo contrario, en este caso por parte de TINSA con bajada del 4,4%, del Ministerio de Fomento bajada del 2,9% y los notarios bajada del 10%.

Nadie mentía y todos decían la verdad, la diferencia la tenemos que encontrar en las variables que tienen en cuenta unos y otros, a la hora de hacer los cálculos. Lo que sí parece que a vista de estos datos y otros informes que están surgiendo, es que no se puede lanzar las campanas al aire y pensar que nuevamente podemos seguir haciendo de la construcción de vivienda un “negocio especulativo”, aunque a muchos les encantaría.

En España tenemos, según el último censo del año 2011, 25.208.623 viviendas, con un incremento de 4.262.069 (un 20,3%) en una década. El 71,7% de las viviendas son principales, el 14,6% son secundarias y el 13,7% están vacías.

Donde estas viviendas vacías han aumentado en una década en un 10,8%, llegándose en el último censo a los 3.443.365. De ellas, 637.221 estaban en Andalucía y más concretamente en Málaga se llegaba a las 120.611.
Y habría que recordar también otro dato, el 21,4% de las viviendas vacías están en edificios construidos en los últimos diez años, o sea en el famoso boom inmobiliario-especulativo que nos ha hecho estar donde estamos.

Ante esta realidad, en la que habría que tener en cuenta la caída de la natalidad, la menor población en edad para trabajar y el regreso de miles de inmigrantes a sus países de origen, donde todo ello no viene sino a disminuir la demanda, y cuando el ministerio indicaba a final de año que existía un exceso de vivienda sin vender de 650.000 inmuebles, considerar que se puede seguir utilizando la vivienda como motor económico es algo muy cuestionable.

Pero no solamente es cuestionable desde el punto de vista económico, sino que es inaceptable que se quiera seguir utilizando un derecho ciudadano, para el enriquecimiento de algunos y la especulación financiera de grandes corporaciones, sin ningún interés en el bienestar de los ciudadanos. Un recurso básico y clave para la inclusión social, reconocido y avalado jurídicamente a todos los niveles.

Si nuevamente pensamos que a través de la construcción de vivienda es como saldremos de esta crisis, creo que no se ha aprendido nada, o si pero les da igual…

(Publicado en Revista El Observador)

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